"Señor no quites la montaña, dame fuerzas para escalarla"

jueves, 29 de julio de 2010

¡A la gente ya no se le engaña!

Hoy en día, la sociedad de la información a través de las tecnologías de la comunicación, ofrece a la gente un nivel de conocimiento en el cual el individuo en su propia sociedad ya no le dan “atol con el dedo” (en buen salvadoreño).




La sociedad de la Información y la sociedad del conocimiento son dos conceptos que a menudo son utilizados de una manera acrítica. La sociedad de la información hace referencia a la creciente capacidad tecnológica para almacenar cada vez más información y hacerla circular cada vez más rápidamente y con mayor capacidad de difusión. La sociedad del conocimiento hace referencia a otra cosa: a la apropiación crítica, y por tanto selectiva, de esta información protagonizada por ciudadanos que saben que quieren y que necesitan saber en cada caso, y por ende saben de qué pueden y deben prescindir.

Una sociedad de la información es aquella en la cual las tecnologías que facilitan la creación, distribución y manipulación de la información juegan un papel importante en las actividades sociales, culturales y económicas. La noción de sociedad de la información ha sido inspirada por los programas de los países industrializados. Se encuentra en el centro de los debates de la denominada brecha digital. Una sociedad de la información es aquella en la que la información y el conocimiento tienen un lugar privilegiado en la sociedad y en la cultura. La sociedad de la información es vista como la sucesora de la sociedad industrial. Relativamente similares serían los conceptos de sociedad post-industrial (Daniel Bell), sociedad postmoderna, sociedad del conocimiento, entre otros.

Ahora; en términos prácticos, pongamos un ejemplo: Salud e información.Es precisamente la desinformación lo que hace que los sujetos de experimentación no piensen dos veces qué es lo que se les está inyectando, están recibiendo un pago, y ese pago es su salud, como si no les fuera propia, como si eso no fuere un derecho. Y claro, cómo han de informarse y decidir libremente si el precio que están pagando es conveniente o no para ellos, si ni siquiera tienen para comer. Las necesidades básicas fisiológicas deben estar cubiertas para avanzar al siguiente escalafón en la pirámide de Maslow, pero estas personas no tiene todas sus necesidades cubiertas, entonces difícilmente se educarán. Un punto que los hace presa fácil de mentes educadas sin escrúpulos. Es así entonces como se está pasando por alto el derecho de autonomía, por que las propias personas no están preparadas para ejercerlo.

El principio de justicia no es respetado, pregunto… ¿experimentarían de la misma forma con un francés, inglés estadounidense, japonés que con un africano, haitiano, guatemalteco o un salvadoreño?… ¡Claro que no!, aquí no existe la igualdad, ni equidad, es por eso que se aprovechan de la vulnerabilidad de otros para hacer lo que ellos quieren. El dinero juega un rol fundamental, porque “extrañamente” los abusos se cometen en países pobres, con bajo ingreso per cápita, y qué hacen para acallar a los que sí pueden poner una voz de alarma, les dan dinero. Importando poco lo justo o no del caso.

Analicemos la película “El Jardinero Fiel” desde la Sociedad del Conocimiento:

Ésta película hace un retrato de la sociedad de nuestro tiempo. Nos muestra una visión del mundo corporativo, totalmente entregado a sus accionistas y a la búsqueda de beneficios (algo bastante lógico, pero ¿aceptable todo método para conseguirlo?). Dejando de un lado la fantasía farmacéutica, o lo que en la trama pueda haber de fantasía, no deja de parecer bastante creíble el retrato de una empresa que no dudará en actuar para que no frenen sus planes de expansión.
La ficción y la realidad se mezclan constantemente, al grado de que con frecuencia es imposible saber si la ficción proviene de la realidad o si la segunda es semilla de la primera. Por el dolor y el encono que evoca el thriller mejor sería que la parte medular fuese pura ficción: "Drogas desechables para pacientes desechables", "El mundo es nuestra clínica" y "No estamos matando a nadie que no hubiese muerto de cualquier forma" son los slogans de la compañía farmacéutica KDH que ensaya en enfermos africanos el medicamento Dipraxa para combatir la tuberculosis.

Ambientada en África, no por azar, sino por ser ese continente el mejor laboratorio para las compañías farmacéuticas dada la altísima frecuencia de sida y de tuberculosis y por ser los africanos "pacientes desechables", El jardinero fiel relata las peripecias de una pareja donde el asesinato de Teresa (Rachel Weisz) aviva la conciencia de su esposo, Justin (Ralph Fiennes), diplomático inglés, quien intenta descubrir las razones por las cuales su mujer fue masacrada.
La ficción dibujada bajo el Dipraxa y "sus muertos" -la pareja, el médico africano y los conejillos de Indias- se correlaciona con la voracidad de algunas farmacéuticas donde la ética y el ser humano quedan relegados a segundos planos debido al contubernio entre farmacéuticas y políticos. Contubernio, por cierto, deificado por las inmensas ganancias de las primeras y por la inconmensurable pobreza de los segundos. Del sida al Dipraxa, del colonialismo de las naciones al colonialismo de las farmacéuticas y la expoliación del tercer mundo como norma son algunas de las constantes que dominan el escenario mundial de la salud y cuya ficción se convierte en realidad.

Es una película desesperanzadora, porque todos los que si tenían un pensamiento ético mueren. Por supuesto, es una película, pero ¿cuánto de eso pasa realmente en el mundo sin que nos enteremos? Tal vez mucho, tal vez no tanto, quizás menos que antes, pero hemos abierto los ojos, gracias a que tenemos el acceso a la información, con un simple “clíck” hoy en día este tipo de cosas nos parecen censurables y detestables, y mientras sigan ocurriendo tendremos en nuestras manos ponerle atajo. Podemos contagiar a otros de una mirada ética y social, así como lo hizo la esposa al diplomático.

Lo que tenemos que buscar es la forma de hacerlo.
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http://www.orospeda.es/majwq/wq/ver/5330